El color dorado en este caso (9 momentos del RenaSer) es el más elevado. Es un estado de conciencia en donde sabemos que la vida es el amor una y otra vez recreándose para vivirlo todo! La vida humana es un juego para recordar que todo lo que existe es al amor. Somos.
Vivimos rodeados de hermosos seres. Agradezco cada momento en que puedo ver la belleza que me rodea. Es una bendición la vida en esta Madre Tierra que nos sustenta con amor. Adoro los niños, los perros, los gatos y todos los seres que me llaman a la Atención <3
Heredé de mi abuela el amor por la Tierra y el cuidado del jardín que en Teusacá, sector de la Floresta, en la localidad de Suba, en la ciudad de Bogotá DC, en el territorio de Bakatá se encuentra localizado. Este es mi primer jardín. Nos ha dado semilla limpia de tabaco, ruda, papa, lechugas, perejil, papayuela, uchuva, flores, rúgula, quinua, amaranto y maíz. Nos ha dado para comer frambuesas, brócolis, rábanos, mora, lulo, hinojo, caléndula, linaza, tomates, cebolla, zanahorias, papayuelas y brevas por montón! Florece de rosas y besitos todo el tiempo y de camelias cada tanto, es hogar de mirlas, copetones, palomas, chupa flores y colibrís, también de abejas, avispas, mosquitas, arañas, libélulas, mariquitas y caracoles
Lo amo. Lo cuido, lo bendigo y lo agradezco. Es un pequeño oasis de paz en medio de una enorme ciudad agitada. Hay una enorme biodiversidad en muy pocos metros cuadrados que con gusto nos devuelve los cuidados. Estamos a punto de recoger la cosecha de papayuelas y de brevas.!!
Han habido otros y en este momento, en el equinoccio que inaugura el otoño de 2015 estoy diseñando el jardín de la familia Boa Vida., en las montañas de San Francisco, Región del Gualivá. Ya iré contando cómo va
Polinizar es el acto de transportar el polen para permitir la fecundación de las plantas. Sencillos movimientos de amor que alimentan a unos y reproducen al otro son escenciales para mantener la vida de este planeta. Esta serie de fotografías está dedicada a estos pequeños seres alados, abejas, abejorros, avispas, colibríes, mariposas, que con su simple ser amoroso cuidan la vida. De ellos dependemos todos, porque en este mundo todo está intimamente ligado. De una o de otra manera nuestras acciones ayudan a preservar este equilibrio o a deshacerlo. Reconocerlos es una forma de honrar la vida en la Tierra y hacer un llamado a la conciencia del amor en nuestras acciones mas simples: alimentarnos y movernos de aquí pa’llá.
Con las palabras creamos el mundo, el que queremos vivir y legar, podemos crear uno donde la armonía reine, dónde la palabra sea cuidada con amor, dónde seamos conscientes de lo bella que es la oportunidad de disfrutar de la vida en esta Tierra, de sabernos consecuentes y vivir como verdaderos hijos del Todo.
Estas nueve palabras, siete con los colores de los chakras del cuerpo físico y dos con los colores de las siguientes dimensiones a las que nos conectamos desde el amor son correspondientes con la vibración de este. Están en armonía con las acciones de ese momento de la energía, su acción, color, sonido nos sintonizan con un mundo más humano.
Reflexionar en ellas nos activa la energía de cada color en nuestro cuerpo en cada estado de conciencia del presente que co-creamos, para así hacernos responsables y amarnos más
